28 agosto 2013

FEDERICO GARCÍA LORCA

El estado de inspiración es un estado de recogimiento, pero no de dinamismo creador. Hay que reposar la visión del concepto para que se clarifique. No creo que ningún gran artista trabaje en estado de fiebre (...) Se vuelve de la inspiración como se vuelve de un país extranjero. El poema es la narración del viaje (...) El poeta que va a hacer un poema (...) tiene la sensación vaga de que va a una cacería nocturna en un bosque lejanísimo (...) El poeta debe llevar un plano de los sitios que va a recorrer y debe estar sereno frente a las mil bellezas y las mil fealdades disfrazadas de belleza que han de pasar ante sus ojos (...) Momento peligroso si el poeta se entrega, porque como lo haga, no podrá nunca levantar su obra (...) Hay a veces que dar grandes gritos en la soledad poética para ahuyentar los malos espíritus fáciles que quieren llevarnos a los halagos populares sin sentido estético y sin orden ni belleza.

FEDERICO GARCÍA LORCA, La imagen poética de Luis de Góngora (conferencia)

18 agosto 2013

Ese punto/ cuando la poesía no alcanza/ (pero la voz sí)

Y se los voy a decir/ yo también lo dije/ no cabía de orgullo/ “la poesía no admite compromisos”/ ése/ su compromiso/ es hablar con lo humano/ inmarcesible/ creo que dije o lo dijo alguien/ puede hablar/ a cualquier hombre/ en cualquier época/ y lo creí/ y me sentí muy libre/ yo también me pavoneé/ los miré con sorna/ festejé las bodas de la poesía consigo misma/ la gracia eterna/ de su limón girando/ hasta esa mañana de mayo/ que entreví/ en este mi país/ un pueblo/ calles/ casas/ iglesias/ perros/ cuerpos/ allanados/ sangrantes/ escuché sus voces en camiones/ “ven y cala a esta puta”/ dijeron/ y la arrastraron al asiento trasero/ desgarraron su ropa/ bajaron sus pantalones/ le taparon los ojos/ le dijeron “perra, dime vaquero”/ le introdujeron violentamente los dedos

Y cuando la llamé no vino/ no abrió la boca/ me abandonó/ estaba comprometida con lo humano inmarcesible/ las guerras del Cáucaso/ del Peloponeso/ o cantaba la belleza de la rosa/ la belleza del amor/ la belleza de los símbolos/ no hablaba de policías/ gendarmes/ chota/ culeros/ ya nos cayó la verga/ sí/ como botín de guerra/ sus cuerpos/ mujeres/ no mujeres/ tetas/ nalgas/ vaginas/ bocas/ agujeros/ sitios/ espacios/ jardines desolados

Y me decía/ me decían/ me repetía/ no puedo cerrar los ojos/ no puedo abrirlos/ como yo los abro/ tengo los párpados cocidos/ un llano quemado mis palabras/ el poema/ me dio silencio/ me dio silencio/ me dio silencio/ ese fue el inicio/ y eso fue lo que me dio/ llanto/ y eso fue lo que me dio/ amargura/ y eso fue lo que te dio/ país/ trágatelo como piedra/ polvo/ trágatelo país

Oscuro, MARÍA RIVERA (aquí el poema completo)

04 julio 2013

TOMÁS SEGOVIA

Para mí la vejez es libertad. No tiene uno peleas pendientes, nada que demostrar, tampoco temores de si me van a rechazar o no. Escribo por puro gusto, porque es mi manera: voy al café, de pronto se me ocurre un poemita y lo escribo. No hay finalidad, ningún compromiso. Si no me sale, da igual: escribo porque me gustan el café y los versos.

TOMÁS SEGOVIA -entrevista-

19 junio 2013

Collage

Para ser propio,
el cuerpo debe ser extraño,
y así encontrarse apropiado.


(Texto de Jean-Luc Nancy. Imagen de Ariadna Segura)

16 junio 2013

Diálogo con unos cuantos poemas


1.
Empieza por no ser. Por ser no. El Caos es negro.
Como es negra la nada.

2.
Nace la claridad, su gallo triza el cielo,
se esponjan los colores/vanidosos.

Pero el negro se ahínca primigenio. Toda luz
en el carbón se abisma en el basalto.

3.
Tes physiciens appellent corps noirs tous ceux qui
absorbent intégralement les radiations reçues.

Para mejor lanzarlos al asalto
del día (Goya pudo decirlo).

4.
Socavón en la sangre, en la memoria,
lo negro sube a la palabra, es la tormenta
rabiosa de los odios y los celos:
Othello el blackamoor, el moro negro
(para el lívido Yago,
siempre).

5.
Padre profundo, pez abisal de los orígenes,
retorno a qué comienzo,
estigia contra el sol y sus espejos,
término de los cambios,
última estela de las mutaciones,
palabra del silencio.

6.
Su palacio nocturno: el sueño, el párpado
sedosa guillotina del diurno pavorreal
para que sólo las similitudes
desplieguen sus tapices de morado, de púrpura y de óxidos,
harem del negro, esperma de los sueños.

7.
Se diría que le gusta que lo aplanen, lo espatulen, lo tiendan en
lisas superficies, como se hace aquí. Se diría que ama ser el
trampolín desde donde saltan los colores, su callado sostén.
Todo es más contra el negro: todo es menos cuando falta.

8.
Cedes a estas metamorfosis que una mano enamorada
cumple en ti, te llenas de ritmos, hendiduras, te
vuelves tablero, reloj de luna, muralla de aspilleras
abiertas a lo que acecha siempre del otro lado,
máquina de contar cifras fuera de las cifras, astrolabio
y portulano para tierras nunca abordadas, mar
petrificado en el que resbala el pez de la mirada.

9.
Caballo negro de las pesadillas, hacha del
sacrificio, tinta de la palabra escrita, pulmón
del que diseña, serigrafía de la noche,
negro el diez: ruleta de la muerte, que se
juega viviendo.

10.
Tu sombra espera tras de toda luz.

Negro el 10, JULIO CORTÁZAR


1.
Partir de dónde
hacia qué.
Tras la palpitación
del origen
reposa absoluto
el vacío.
Caos, Nada, Corona.
Ovitagen en busca de imageN.
Ahí todo
sin nada
ser aún.

2.
Primera emanación primera.

Se pierde divinidad
queda abismada
en la materia.

A partir de aquí
se comienza
a ser.

La claridad es el signo
de todo aquello
que ya es.

Sólo la luz
devela el ser
tras las formas.

Alegría
de recorrer la creación.

Sabiduría:
la constitución
de toda huella.

3.
No hay recorrido
sin comprensión.
----Entendimiento.
--------Inteligencia.
Trinidad.
Espectro de la luz.
Colores
de nuevo.

Nos es dado el camino
del mismo modo que a la materia
le es dada la radiación.

Un cuerpo que en vez de reflejar
absorba.

Evohé.

4.
Aparece el lenguaje
como una espuma
que inquieta se decide a subir.
Cuatro es la Tierra
cifrada.
La sangre y las estaciones
honran al signo.
Nos llevan a él
con misericordia.

5.
Movimiento
pulsión del organismo
que pasea sobre sí
esperando descubrirse.

Extremidades estrella
sentidos pentagrama
tal vez erotismo.

Desplazamiento
es búsqueda
no encuentro.

Con el cuerpo
hacer justicia.

Con severidad
trascenderlo.

6.
Reino del color
Blanca luz: ave sin destino
Viva belleza
revuelta

También es sueño el día

Día que regresa al día
sin morderse la cola

Fluctuación del instante
frontera indomable
circuito aluvial

La más oscura
de las estaciones
hospeda nuestra vital
desposesión

Entrega sin renuncia

7.
Nos dirigimos al triunfo
del pulso sobre el reposo.
El origen es un trapecio
del que se arrojan los cristales
de la sangre antes de nacer.

8.
Vacío que te aíslas en tu propio júbilo.
Gozo del designio
que se cumple.
¡Un impulso!
Un impulso que mantiene latiendo al reino
en su absolutidad.
Esplendor del mecano.
Sumisión y alabanza
del siervo.

9.
Palabra que has dejado de ser pronunciada
para quedar como registro
de esferas superiores.
Negro fundamento que se expresa
a través de la voz
que ha dejado atrás el vacío.

10.
OTEJBO
OTCA

AICNESERP
NIF LA

AICNANOSER RECAH
ODITAL LED

RAERC LE ZEID
מלכות


1. PDF Revista
2. Nota sobre Negro el 10
3. Otros poemas de JC

07 junio 2013

Poesía en la cotidiano

I.
¿Cómo acomodar el quehacer poético en nuestra vida cotidiana si estamos repletos de obligaciones que poco tienen que ver con la poesía? Hacer la compra, sacar al perro, llegar a casa, limpiarla, lavar la ropa, trabajar, estudiar, cocinar (sobre todo si es una tarea de la que depende el bienestar de un hogar, lo cual le va quitando poco a poco su aspecto creativo), liquidar deudas, pasar tiempo con la familia, con los hijos, con la pareja, pagar impuestos, mantener en orden la administración personal, todas ellas son tareas que pueden consumir nuestros días al grado de envolvernos en ese terrible vértigo que tan ligado está con la mala salud o con ciertas enfermedades como la obesidad, el estrés, la depresión, la diabetes o, simplemente, con la sensación de vacío que muy fácil se adueña de nuestra parte inconsciente contaminando nuestros actos y pensamientos.

Mucho se culpa a los poetas de que por ellos y su obra complicada y hermética (o dicho de otro modo, por ese impulso derivado de las viejas vanguardias del siglo anterior) el público en general se ha estado alejando de los libros de poesía. En lo personal siento que esa forma de escribir poemas, una de tantas que son publicadas por revistas o editoriales, no alcanza a ser tan poderosa como para lograr que la gente se aleje ya que tampoco es que se le publique mucho, de hecho, podemos elegir una librería al azar y encontrar en su sección de poesía una contrastante mezcla de autores reconocidos y "fáciles de leer" junto con ediciones kitsch de poesía amorosa y libros post-vanguardias (muchas veces fallidos), lo mismo escritos por poetas prestigiados que por poetas emergentes.

Es decir, en la actualidad la oferta poética sigue gozando de buena salud, no de buena difusión pero sí se nos ofrece diversidad cuando nos la encontramos en ferias de libros, librerías, festivales, a diferencia del lector que es el que ha venido estropeando su salud ya que, dicho llanamente, se ha desvinculado de su vida interior, del placer de lo pausado, y se ha apegado en cambio a la sobreestimulación, al fervor tecnológico, al pensamiento industrializador, al poco-qué-decir-pero-mucho-con-qué-decirlo.

Este vértigo moderno es el que me parece nos lleva a ni siquiera generar la cosquilla necesaria para asomarnos a un poema, fenómeno que ocurre por igual con otras áreas que también implican quietud: la contemplación, la meditación, la oración, los paseos, la escritura a mano, la apreciación de la música, el beso con demora (¿no es verdad que ya pocos se besan con pausa, encontrándose con el otro de a poquito, como si nuestro único propósito en la vida fuera sentir la amplitud de nuestra propia presencia a través de estar sintiendo la del otro?).

Ni siquiera el hombre del campo puede considerársele como un hombre de quietud, ciertamente no tendrá el estrés de las urbes pero no deja de tener el estrés del trabajo, el de la escasez de recursos, el de las condiciones laborales injustas, el de la insatisfacción personal.

II.
En estos escenarios es complicado que la poesía se inserte como cosa común y más si seguimos asociando al acto poético con todo aquello con lo que hoy está asociado, para qué enlistarlo, a veces pareciera que la poesía está secuestrada por el sistema educativo, por la academia, por los mismos escritores que, en vez de ejercer su libertad consciente a través de ella, generalmente se muestran amargados y pesimistas con toda aquella poesía fuera del establishment, incluyendo la que habita inocentemente fuera del libro, fuera del canon, fuera del poema.

La poesía no le pertenece a las editoriales ni a las librerías ni al sector literario.
La poesía no sólo está en los clásicos.
La poesía no nada más está en la creación y en la lectura de poemas.
Pero tampoco la poesía está nada más en la calle ni en el habla cotidiana ni en lo multidisciplinario, el cual sigue siendo un discurso recurrente en la actualidad y que a veces da la impresión de ser una simple y absurda estrategia mercadotécnica para "acercar lo poético a las masas", terrible error ya que a la poesía se le acerca uno desde cierta inquietud metafísica, difícilmente funciona si se nos vende. Quien está destinado a llegar a ella (un llamado parecido al de los místicos, sin duda) lo hace sin estrategias de este tipo.

Entonces ¿qué hacer para que la poesía no nos resulte extranjera?

Hay que apelar, me parece, a una de sus cualidades: el ritmo.

III.
Del mismo modo que una persona en algún momento de su estrés cotidiano busca un extrañamiento, un momento de equilibrio o, dicho de otro modo, un "relax" a través de comer un chocolate, tomar una infusión o ir a un spa, el ser humano contemporáneo requiere de otorgarse a sí mismo espacios en los cuales aquietar su pensamiento, su caótico y muy condicionado pensamiento.

El punto es que no sólo habría que buscar por necesidad momentos aleatorios de relajación sino que habría que crear una estructura con la cual sistemáticamente tuviéramos momentos de quietud con la misma constancia con la que somos productivos o nos bañamos o escuchamos noticias. Es ahí donde la poesía puede volver a nosotros como esa cosa cercana y cálida que siempre fue: una fuente viva de conocimiento, un espacio para estar presentes.

Poesía terapéutica. Poesía redentora. Poesía religiosa que nos re-ligue, que nos conecte con nuestro mundo interior sin dogmatizarnos.

En ese sentido, no sólo los poemas servirían para ello y mucho menos los poetas servirían de guías (acaso uno de los grupos sociales donde mayor vanidad y autoengrandecimiento hay). En cualquier otro arte también está la poesía, en el paisaje o en la manera de mirar de los niños, cuando encontramos una imagen extraordinaria debajo de la mesa, pasando frente a nosotros o en nuestra memoria.

La poesía no tiene fronteras. ¿Cómo podría tenerlas? ¿No sería eso como decir que se puede encapsular una porción de cielo?

Todo es cuestión de acondicionar la mirada, de reeducarla, de regresarla a ese viejo estado de inocencia infantil pero ya no soportada en una experiencia pueril sino en una visión adulta o, como dijera Bocheński, la madurez agraciada.

El acto poético se da cada que un estímulo nos lleva a abandonar la inmediatez y nos hace estar presentes, por todos lados presentes, sintiéndonos unidad, extendiendo esa unidad con el otro, con lo otro. De ahí que la amorosa sea la poesía más socorrida: no hay estímulo más letal para sentir la plenitud de la existencia que amar a alguien.

Hacer de la poesía una diaria costumbre es lo mismo que tener una dieta balanceada rica en sabor y nutrientes: una alimenta y desintoxica el organismo, la otra mantiene sano el pensamiento. Ambas aumentan la felicidad.


Hay días que desean por encima de todo
Dejar que interrumpamos un momento
Nuestra perpetua vigilancia
Nuestra marcha apretando las mandíbulas
Nuestra mirada inquieta con los puños cerrados
La recelosa sístole de nuestro corazón

Ponen para cubrirnos sobre el cielo
Un toldo delicado de adelgazadas nubes
Nos rodean de un aire desenvuelto y afable
Con un ligero aroma a caminos lejanos
Dejan que el mundo enseñe
Sus grandes manchas bellas
Acolchan levemente los sonidos contusos
Alejan el fangal de los deberes
Les tapan a las deudas sus vergüenzas
Y esperan sonriendo dulcemente
Que aceptemos la vida.

TOMÁS SEGOVIA

*La pintura es de Antonio López García, pintor y escultor español nacido en 1936, nueve años después que Tomás.